Otro regreso más...

- Hola.
- ¿Eh? Tú otra vez.
- Sí, yo otra vez.
- ¿Qué haces aquí? ¿A qué vienes?
- Vengo a... a ver... ¿cómo estás? Supongo...
- ¿Cómo estoy? Solo mírate.
- Lo sé.
- ¿A qué vienes entonces?
- Vengo a buscar algo.
- Todos buscamos algo.
- Tengo preguntas.
- Yo también.
- ...
- El pasado no te ayudará. Sigue.
- He venido por tí.
- No te necesito.
- No me necesitas. Lo entiendo. No vengo a eso.
- ¿Entonces?
- He venido a reconciliarme.
- ¿A reconciliarte? 
- Y tú eres con lo que debo reconciliarme.
- Antes de seguir adelante...

Hola de nuevo. Me presento después de haberme ausentado mucho tiempo. Mucho ha pasado desde la última publicación, mucho ha sucedido. No daré detalles y eventualmente se notarán. Tampoco contaré mucho sobre lo que pretendo con revivir este espacio de mi pasado. Pero, de ser consistente, y no prometo nada ante ustedes pero sí ante mí, se enterarán de lo que deben saber en sus respectivos momentos.

Si, antes de seguir adelante.

Apología a la omisión de la procastinación (o de cómo abandone este blog por dos años)

Saludos querido lector.
Este es el primer post en dos años, 6 días.
Mucho tiempo, ¿verdad?
Fue cosa involuntaria. El tiempo se acorta con los deberes y esas cosas.
Pero, oye, tengo Tumblr también... ¿qué si no tenía tiempo? Ah, también está casi abandonado.

¡Esto aún no se acaba!

Yo cuando me encuentro con un viejo fantasma mío en la red.

La terrible historia detrás de la fotografía....

Saludos lectores de este blog. Este lugar ha estado un tanto solitario últimamente. Digamos que EDP's son un tanto dífciles y que hay que estudiarle bastante a ello, no se digan las deltas-kroneckers. Pero dejemos este asunto de lado.

Últimamente me siento aturdido en Facebook. Más allá de las cursilerías y estupideces (sí, en crudo) que se publican, puedo encontrar otras clases de posts: los que son muy útiles y los que son muy morbosos. Hablaré de estos últimos.


Empezaré con mostrar esta impactante fotografía. Un niño en evidente estado de desnutrición, al lado un buitre pareciendo esperar a que su posible próxima víctima por fin termine su corto camino en la vida. Esta fotografía cambio la vida de su autor, el sudafricano Kevin Carter. Este material fue un logro y una maldición a la vez para su autor, con ella ganó el premio Pulitzer, a la par se le encontró una interpretación: el buitre el capitalismo, el niño débil y enfermo las víctimas de este y el fotógrafo... la maldición de qué hizo al respecto.
Carter espero 20 minutos para obtener una buena toma, quizá con el buitre abriendo las alas, pero no lo logró. Este reportero nació en el momento en que el Apartheid reinaba sobre Sudafricana, en su mente ser blanco era una ventaja. Sin embargo sus primeros trabajos en los enfrentamientos de Soweto representaron su primera lucha contra la división racial en este país. Aún después de la disolución del sistema separatista, al mando de Mandela, él continuó presenciando las batallas anárquicas alrededor de Johanesburgo, hacia su labor periodística destacando quizá uno de los peores rostros humanos. Este trabajo lo convivia con tres de sus compañeros de trabajo: Ken Oosterbroek, Greg Marinovich y João Silva, el Bang Bang Club. Él y sus compañeros vivian blindados con un escudo emocional, pues ver semejantes escenas en carne propia debía ser muy abrumador para una psicología promedio. Sin embargo su equipo dormía poco, consumían drogas de todo tipo, vivian en un estrés emocional cuasipermanente.
En marzo de 1993 tomo vacaciones, fue a Sudán. Así al principio de estás encontro la escena de la fotografía. Con el mismo blindaje hizo su trabajo, esperando una remuneración importante y un nuevo impulso a la sensibilidad humana, así quizá haría reflexionar a la gente que en su país se mataba entre sí y llevando esto a los lugares tranquilos.
Una parte de su propósito se cumplió, pero vivió con una pesadilla permanente: ¿Qué hiciste por ayudar a la niña? La respuesta podría ser simple: así no obtendría tal toma. En 1994 ganó el Pulitzer, seis meses su mejor amigo Oosterbroek murió en un tiroteo. Continuó trabajando pero con faltas importantes, los errores eran comunes y perdía su material. Finalmente se suicido inhalando el monóxido de carbono de su auto con ayuda de una manguera al tubo de escape.
Pero esto le agobio aún más que todas las batallas cubiertas en Sudáfrica, ¿qué ocurrió? La muerte de su amigo hizo detonar todo el estrés que sufría por cubrir de manera fría eventos inhumanos, sumado a la presión de la pregunta de por qué no ayudo al niño sudanes.
Por cierto ¿Y el niño? Su nombre: Kong Nyong, no agonizaba en aquel momento, simplemente defecaba, pues es costumbre en aquellos lugares defecar en lugares apartados. En 2008 se dio una mujer de su aldea afirmo que el había muerto 4 años antes a causa de la fiebre.
Quizá después de todo Carter conoció al personaje principal de su mayor obra.

Este es un trágico caso sobre el morbo humano. Sobre la poca sensibilidad de algunos humanos para tomar estas terribles escenas y darlas a conocer. Pero la peor parte no es esa, sino simplemente que la gente no lo toma muy bien en serio. No mucho ha cambiado Sudán desde ese entonces (salvo que ahora esta dividido en dos) y el Apartheid sudafricano parece revertir sus polos.

Después de esta muestra, volveré a lo del principio. A menudo veo que aparecen fotos sobre animales y gente en condiciones de maltrato (y hasta más que eso), y que a su vez aparecen mensajes como un like/me gusta podría ayudar. No es cierto, el botón compartir y me gusta ayudan tanto como la misma pregunta que atormento a Carter: en nada. Sólo ayuda a difundir más la confusión sobre lo deshumanizados que somos, sobre quién es son los fríos, sí ellos o nosotros, si quienes están bien o mal y el eterno debate sobre nuestra irresponsabilidad humana sobre la civilización.
Compartir esta clase de material no ayuda en nada. Sí realmente deseas ayudar a estas personas deja el Facebook y acercate a organizaciones que realmente ayudan a estas personas y vive en carne propia la realidad. Al final verás que una fotografía no te explica todo totalmente y que solamente eres un espectador más, no vives lo que ese ser sufre y no vives lo que el fotógrafo siente.

Espero que este asunto del morbo en Facebook (y en otros medios) haya quedado un tanto claro. Aún siento que debo ajustar o afinar cosas, pero es que simplemente ya me harte de esta irresponsabilidad y ya es hora de ponerle un alto.

Saludos.